EL CHALTÉN, ARGENTINA, martes 15 de enero de 2013
Los primeros días de mi viaje habían estado totalmente
calculados incluso antes de partir de casa: los precios en aquella zona y el
temor a no conseguir hospedaje me obligaron a programar de antemanoel tiempo
que iba a permanecer en cada destino y también a reservar las excursiones que
quería realizar. Había estado en Ushuaia, en Punta Arenas, en Puerto Natales y
en El Calafate la cantidad de días que había proyectado y eso me dio tiempo
para manejarme con mayor libertad de allí en adelante. Mi estadía en El Chaltén
se había extendido más de lo previsto. Aquel era mi último día en el pueblo y
lo dediqué a realizar la excursión a Lago del Desierto que las chicas me habían
recomendado.
Después de más de una hora de viaje llegamos hasta la base
del glaciar Huemul donde abonamos un ticket de ingreso ya que el acceso se
encuentra dentro de un predio privado. A aquella altura yo ya no quería hacer
el menor esfuerzo en caminar y mucho menos en andar subiendo montañas. El
ascenso a la Laguna de los Tres había sido un desafío cumplido y luego de
aquello pretendía descansar, sin embargo, el paisaje se empecinaba en ostentar
nuevas provocaciones.
Finalmente llegué a la cumbre y allí estuve un buen rato,
disfrutando del glaciar Huemul y su laguna,
acompañado por mis compañeros de tour, y conocí a Sabrina, una chica de
Buenos Aires que se dedicó a tomarme fotos durante el resto del tour mientras
yo también hacía a la vez de su fotógrafo oficial.
Cuando bajamos, (después de perderme un buen rato en medio
del bosque), comimos unos sanguchitos en la entrada, y apenas alcanzó el tiempo
para tomar unas fotos al lago, cuyo color verde esmeralda era muy diferente al
resto de las aguas que había visto hasta entonces por la zona. El tour duró
menos de lo que hubiese querido. Emprendimos la vuelta enseguida y nos
detuvimos en un caudaloso salto cercano
al lago y finalmente en un mirador del cerro Fitz Roy cercano a la Hostería del
Pilar donde había estado el día anterior.
A la mañana siguiente desperté a las chicas para despedirme.
Ellas también dejaban El Chaltén ese día, y Marianela volvía ya a Buenos Aires
mientras Laura planeaba pasar algunos días más en la patagonia. Las dos habían
sido mis más fieles compañeras de viaje. Nos habíamos conocido en Ushuaia donde
compartimos intrépidas aventuras, nos encontramos de casualidad en El Calafate
y pasamos aquella última semana en El Chaltén viviendo una serie de sucesos
insólitos y geniales que permanecerán para siempre en nuestras memorias.
Nuestro próximo encuentro sería en Buenos Aires, junto a otras personas que
habíamos conocido allá en Ushuaia. Así terminaba mi primera etapa del viaje,
dejando el extremo sur de la patagonia, y con la certeza de haber ganado la
amistad de dos personas maravillosas.
Hola, muy entretenido tu blog. Tengo alguna duda, para las rutas de las que hablas del Chaltén tipo lago del desierto, necesitas una preparación especial? son muy duras?
ResponderEliminarSon caminatas exigentes pero no imposibles de hacer. He visto personas con sobrepeso, otras de edad avanzada. Yo mismo casi no hago ejercicio durante el año y tengo pie plano y una hernia lumbar. Protector solar, mucha agua, algo para comer y mandate nomás!
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