LOJA, ECUADOR, miércoles 11 de enero de 2012
Segundo día en Loja. Nuestro plan consistía en visitar por la mañanala Basílica
de El Cisne, una joya arquitectónica cuya belleza me había impactado cuando antes del viaje, indagando
acerca de los lugares para conocer en los alrededores de Loja. El Cisne es una
parroquia (así se llaman en Ecuador los barrios o localidades pequeñas), que se
localiza a 74
kilómetros de la ciudad de Loja, y la conforman unas
pocas decenas de casas, por lo que alcanza la categoría de aldea o caserío.
Para llegar a El Cisne tomamos un micro enla Terminal de buses de
Loja, que nos llevó hasta un pueblo llamado Catamayo. Este pueblo está a mitad
de camino y allí debimos tomar una camioneta para completar la otra mitad del
viaje. Al principio solamente éramos Nacho, una señora y yo. Los tres en la
parte de atrás de la camioneta, pero cuando llegamos a un pueblo llamado San
Pedro comenzó a subir gente y cada vez más gente: hombres y mujeres, un anciano, unos cuantos chicos que
volvían de la escuela, hasta conformar un grupo de 15 personas que viajábamos
sumamente apretados, más los que iban adelante junto al chofer, más los bolsos,
cajas y bolsas de alimentos y otras cosas que traían los pasajeros.
Finalmente llegamos a la aldea y lo que vimos ante nuestros ojos fue impactante.La
Basílica se alzaba como un gigante celeste en un lugar tan escondido,
tan lejano, tan inhóspito, que podría confundir con una alucinación a quien llegase
allí desconociendo su existencia. Por momentos, las nubes la envuelven de tal
manera que parecieran querer esconder celosamente a este tesoro arquitectónico
de la mirada del curioso visitante.
Con el transcurso del tiempo los milagros dela Virgen de El Cisne
empezaron a conocerse en todo el Ecuador e incluso en el norte de Perú,
convocando a muchísimos fieles, y la humilde construcción de adobe y paja fue
reemplazada en 1934 por esta majestuosa obra que hoy no es solo visitada por
los fieles sino también por turistas y viajeros indiscretos como nosotros.
En el camino paramos en un lugar donde vendían agua milagrosa. Y el único pasajero que nos acompañaba bajó a comprar un bidón. Nosotros no teníamos idea de lo que se trataba. Después supimos que hace siglos un peregrino estaba a punto de morir deshidratado en aquel páramo cuando elevó una oración ala Virgen
y apareció aquella vertiente de agua a la que después se le otorgaron poderes
milagrosos, agua proveniente de un pozo que jamás se secó ni siquiera en los
veranos más duros ni en las sequías más terribles.
Regresamos a Loja, y ya habíamos dejado nuestras mochilas enla Terminal ,
así que de allí mismo partimos hacia Vilcabamba, nuestro próximo destino, a una
hora y media de viaje, donde llegamos al atardecer. Como ya se había vuelto
rutina, mi amigo correntino se quedaba en la Terminal cuidando el
equipaje mientras yo salía a recorrer la ciudad en búsqueda de la mejor opción
de hospedaje. Finalmente conseguimos un cuarto por 7 dólares sobre la ruta y a
una cuadra de la plaza.
Aquella noche, buscando un lugar donde cenar vimos unas
caras conocidas. Se trataba nada menos que de las primeras personas que
habíamos conocido en Ecuador. Aquellos cordobeses que nos recibieron en
Montañita, Franco, quien nos orientó sobre el hospedaje, y sus amigos. Estaba
comprobando, una vez más, que el mundo es un pañuelo, y que este viaje, como
los otros, también estaba plagado de encuentros.
Segundo día en Loja. Nuestro plan consistía en visitar por la mañana
Para llegar a El Cisne tomamos un micro en
El paisaje era sumamente encantador, un camino en ascenso
constante (El Cisne se encuentra a 2.440 metros sobre el nivel del mar), y aunque
yo ya estaba acostumbrado a los caminos de altura, las curvas pronunciadas y
los precipicios, Nacho parecía estar completamente aterrorizado. No se atrevía
siquiera a mirar hacia el costado de la ruta.
Los pasajeros ya conocían a los choferes, y cuando querían
bajar, simplemente daban un par de golpes sobre la carrocería, a fin de que el
chofer escuchase. Me llamó la atención el esfuerzo diario de los chicos, que
hacen ese viaje todos los días para ir a la escuela, y una vez que la camioneta
los deja en la ruta tienen que subir unos cuantos metros a pie por las
montañas.
Finalmente llegamos a la aldea y lo que vimos ante nuestros ojos fue impactante.
La historia cuenta que en 1594, azotada la región por una
gran sequía, hambruna y plagas, los indios comenzaron a marcharse cuando la Virgen hizo su aparición
para pedirles que se quedasen allí y que construyeran una iglesia, prometiéndoles que ella los
protegería del hambre y de la miseria. Así lo hicieron y el agua cayó, y los
árboles volvieron a dar frutos y las tierras a ser fértiles.
Con el transcurso del tiempo los milagros de
Estuvimos una hora recorriendo la Basílica , y eligiendo
algo que comprar en la feria artesanal que se encuentra en sus puertas. Yo
elegí un llavero y un rosario que lleva la imagen de la Virgen en cada una de sus
cuentas, y mientras me entretenía tomando unas fotos en las escalinatas, Nacho
corría al cura por la calle para que nos bendijera los recuerdos.
Volvimos nuevamente en una camioneta, pero esta vez, nos
llevó directamente hasta Loja. Yo viajé junto al chofer, y Nacho, supongo que
para no ir apretado por su altura y su tamaño, prefirió ir atrás. Pasado por
agua quedó cuando en medio de la montaña atravesamos una nube. Ya nos había
sucedido lo mismo en el viaje de ida pero esta vez se trató de una llovizna
bastante agresiva.
En el camino paramos en un lugar donde vendían agua milagrosa. Y el único pasajero que nos acompañaba bajó a comprar un bidón. Nosotros no teníamos idea de lo que se trataba. Después supimos que hace siglos un peregrino estaba a punto de morir deshidratado en aquel páramo cuando elevó una oración a
Regresamos a Loja, y ya habíamos dejado nuestras mochilas en
Después de la cena fuimos a un bar que nos sugirieron los
cordobeses. Un lugar muy tranquilo pero donde nos encontramos con una extraña
particularidad: todos los concurrentes hablaban en inglés. Los dueños, los
músicos, los carteles, la lista de precios ¡todo era en inglés! Había leído que
Vilcabamba estaba repleta de “gringos” pero no imaginé que era para tanto. La
mayoría eran americanos y europeos que una vez jubilados en sus países se
establecieron en este sereno pueblo del sur de Loja famoso por ser uno de los
sitios donde viven las personas más longevas del mundo.
Sin embargo, la noche no concluyó tan serena como hubiéramos
imaginado. Una joven colombiana se molestó porque uno de los cordobeses le
contestó de mal modo a su esposo americano, porque éste último pidió a todo el
mundo que dejase de hablar para cantar no sé qué canción, cosa que a nadie le
interesaba ya que el tipo estaba bastante borracho y no era precisamente
Luciano Pavarotti. El clima de tensión se mantuvo durante todo el tiempo hasta
que, cuando ya nos retirábamos la colombiana arremetió con todo, con unos
insultos colombianos que yo jamás había oído, el cordobés no se calló, y se
armó la gresca, que por suerte, fue solo de palabra. Así terminó la noche y así
empezaba nuestra estadía en Vilcabamba, uno de los lugares donde mejor lo
pasaríamos durante nuestra estadía en Ecuador. Sigan leyendo, y ya descubrirán
por qué.
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