martes, 9 de febrero de 2010

58-Resumen de viaje

Martes, 9 de febrero de 2010
Resumen de lugares visitados y actividades realizadas en este viaje:

DÍA 1-SALTA: Peatonal Balcarce, Centro y alrededores.
DÍA 2-SALTA: Teleférico Cerro San Bernardo-Parque San Martín-Museo de Alta Montaña- -Museo de Arte Contemporáneo-Paseo nocturno por la ciudad.
DÍA 3-PURMAMARCA: Encuentro de Pesebres.
DÍA 4-PURMAMARCA: Paseo de los Colorados-Salinas Grandes.
DÍA 5-TILCARA: Pukará y paseo por la ciudad.
DÍA 6-HUMAHUACA: Monumento a los Héroes de la Independencia-Cementerio-Peña Blanca-Fiesta de año nuevo-Peña “El aisito”.
DÍA 7-HUMAHUACA: Catedral-Imagen de San Francisco Solano-Feria artesanal-Viaje hasta VILLAZÓN.
DÍA 8-TUPIZA: Plaza central-Recorrida por la ciudad-Ascenso al mirador.DÍA 9-UYUNI: Cementerio de trenes-Colchani-Hotel de Sal-Salar de Uyuni-Isla Incahuasi.
DÍA 10-LAGUNAS: San Juan de Lípez-Laguna Cañapa-Laguna Hedionda-Desierto de Siloli-Árbol de Piedra-Laguna Colorada.
DÍA 11-DESIERTO: Géiseres del Tatio-Aguas Termales de Chalviri-Laguna Verde-Laguna Blanca-Desierto de Dalí-Villamar-Valle de Rocas.
DÍA 12-UYUNI: Recorrida por la ciudad-Viaje a POTOSÍ: Recorrida nocturna.
DÍA 13-POTOSÍ: Tour al Cerro Rico-Museo Casa de la Moneda-Recorrida nocturna.
DÍA 14-SUCRE: Recorrida por la ciudad-Parque Bolívar-Plaza 25 de Mayo-Parque cretácico-Museo Casa de la Independencia.
DÍA 15-LA PAZ: Recorrida por la ciudad-Plaza de los Héroes-Museo de Etnografía y Folclore-Museo de Instrumentos Musicales-Mercado de Brujas.
DÍA 16-TIWANAKU: Museo y sitio arqueológico.
DÍA 17-LA PAZ: Valle de la luna-Viaje a COPACABANA.
DÍA 18-ISLA DEL SOL: Museo del oro-Ruinas-Trekking por la isla desde el sector norte al sur.
DÍA 19-COPACABANA: Catedral-Feria Artesanal.
DÍA 20-PUNO: Chulpas de Sillustani-Islas de los Uros.DÍA 21-CUZCO: Paseo por la ciudad-Museo de Arte Popular-Mercado-Museo Histórico Regional-Recorrida nocturna por los bares.
DÍA 22-CUZCO: City tour (Coricancha, Quenqo, Puka-pukara, Sacsayhuamán y Tambomachay)-Bares nocturnos.
DÍA 23-CUZCO: Valle Sagrado de los Incas (Ollantaytambo, Písac y Chinchero)-Teatro Municipal-Bares nocturnos.
DÍA 24-CUZCO: Maras-Moray.
DÍA 25-AGUAS CALIENTES: Viaje, y caminata por las vías.
DÍA 26-MACHUPICCHU: Visita guiada a Machu Picchu-Puente del Inca.
DÍA 27-AGUAS CALIENTES: Recorrido por la ciudad-Feria artesanal-Viaje a CUZCO.DÍA 28-CUZCO: Lluvia intensa-Quejas y reclamos.
DÍA 29-AREQUIPA: Monasterio de Santa Catalina-Mercado-City Tour-Patio del Ekeko.
DÍA 30-MOLLENDO-Playa 1-Parque acuático-Malecón Ratti.
DÍA 31-CHIVAY: Viaje a Chivay-Termas La Calera.DÍA 32-VALLE DEL COLCA: Tour al Cañón del Colca-Pueblos aledaños (Maca, Yanque, Cabanaconde)-Mirador Cruz del Cóndor-Recorrido por el pueblo de Chivay-Regreso a AREQUIPA: Catedral-Plaza de Armas.
DÍA 33-TACNA: City Tour-Paseo por la ciudad.
DÍA 34/35-ARICA: Playa El Laucho-Paseo por la ciudad-Discoteca Soho-Casino-Playa Chinchorro-Morro de Arica-Museo Histórico y de Armas-DÍA 36-IQUIQUE: Playa Cavancha-Paseo por la ciudad-Festival de Tunas y Estudiantinas-Discoteca.
DÍA 37-IQUIQUE: Zofri-Bar nocturno.
DÍA 38-IQUIQUE: Tour por el norte grande (Geoglifos de Pintados, Salitreras Humbserstone y Santa Laura, La Tirana, Matilla y Oasis de Pica).
DÍA 39-IQUIQUE: Vuelo en Parapente-Paseo por la ciudad.
DÍA 40-SAN PEDRO DE ATACAMA: Paseo por la ciudad-Iglesia-Laguna Cejar-Salar de Atacama-Ojos del Salar-Laguna Tebiquinche.
DÍA 41: SAN PEDRO DE ATACAMA: Geíseres del Tatio-Machuca-Cordillera de Sal-Valle de los dinosaurios-Valle de la Muerte-Valle de la Luna-Cavernas.
DÍA 42-PURMAMARCA: Viaje y paseo por la ciudad.DÍA 43-PURMAMARCA: Paseo de los Colorados-Fiesta del Queso-Viaje a SALTA: Catedral-Teatro Municipal.
DÍA 44- SALTA: Parque San Martín-Monumento a Güemes-Peatonal Balcarce-Feria Artesanal-Iglesia de San Francisco-Iglesia Nuestra Señora de la Merced-Galerías El Palacio-Teatro Municipal.
DÍA 45-Viaje de regreso a Buenos Aires.

Mirá el video de este capítulo:

89-HASTA LA PRÓXIMA VEZ... from Gaston Quiroga on Vimeo.

lunes, 8 de febrero de 2010

57-Volviendo a casa


Ciudad de SaltaArgentina — lunes, 8 de febrero de 2010

El último día de este viaje me levanté al mediodía, y en busca de un lugar donde almorzar terminé en los puestos del Parque San Martín junto a la feria, ya que cuando había pasado por allí, con Mariano, en nuestro primer día de viaje, había visto que se podía comer muy barato.
El precio fue en verdad accesible (6 pesos una enorme suprema con ensalada y una gaseosa) pero el verdadero problema fue comer. Me ubicaron en una mesa junto a la calle, debajo de unos árboles, en un lugar muy lindo pero repleto de abejas que se posaban sobre la comida y sobre el vaso. Tenía que andar espantando las abejas cada vez que llevaba el tenedor o el vaso a  mi boca. Cuando una de las abejas terminó dentro del vaso y estaba más preocupado por no tragarme alguna que por disfrutar del almuerzo, junté mis cosas y me trasladé a otra mesa, enfrente del puesto, en la feria misma, pero la situación era similar.
Al lado mío había un matrimonio con dos chicos envueltos en la misma lucha. La nena tenía miedo a las abejas y no quería comer. La mujer se negaba a tomar Sprite ya que dos abejas intentaban sobrevivir dentro de la botella de gaseosa. Terminé mi almuerzo lo más rápido que pude y huí velozmente de allí. Volví al hostel donde pasé el resto de la tarde en la piscina, tomando sol y charlando con otros viajeros.



Antes de que anocheciera salí a recorrer Salta por última vez. Primero fui a conocer el Monumento a Güemes, y me llamó la atención como se honra a este gaucho en Salta: calles, barrios, monumentos: todo llleva su nombre.
De allí me fui caminando hasta el paseo Balcarce donde esta vez pude recorrer la feria puesto por puesto y compré una serie de recuerdos y cosas para regalar: dulces típicos, licores de coca y artesanías.

Después fui la Iglesia Nuestra Señora de la Merced, en la que estaba terminando la misa, y di una vuelta por las Galerías El Palacio, que guardan una serie de obras interesantes en lo que a escultura se refiere.  Ya por la noche, telefoneé a casa para avisar que el martes por la mañana estaría llegando a Buenos Aires.

Al día siguiente me levanté antes de las diez, preparé mi mochila, desayuné tranquilo y un rato antes del mediodía me fui a la Terminal. Un chico del hostel con el que compartí el desayuno iba hasta San Antonio de los Cobres y me ayudó con parte del equipaje, ya que además de las dos mochilas, y las cámaras, llevaba las cajas con dulces y bolsas con los licores y otras cosas que había comprado en Salta. Me di cuenta en ese momento que desde que había salido de casa hacía un mes y medio siempre creí que no entraría nada más en mi mochila, y al fin de cuentas siempre cabía algo más. Al equipaje con el que salí de Buenos Aires le había sumado dos pantalones, dos pulóveres, una gorra, un par de anteojos, dos cajas de chumbeques, una jarra cuzqueña, una estatuilla de Tiwanaku, cuatro remeras, artesanías de sal, colgantes y llaveros de lugares diversos, 10 DVD, una agenda, tres paquetes de pilas, 3 pañuelos, 6 pares de medias y dos libros entre otras cosas.

El viaje por suerte pasó rapidísimo. Una hora después de subir al micro nos sirvieron el almuerzo, y a partir de las cuatro de la tarde comenzaron a poner películas. Paramos a cenar a las once de la noche luego de lo cual me dormí y desperté en la estación de Retiro mientras el micro estacionaba.

Mi hermano me esperaba allí cerca, y en una hora estuve en casa, con cientos de anécdotas para contar, decenas de videos para editar y miles de fotos. Había conocido lugares, personas, historias, y la experiencia resultó más maravillosa de lo que podía haber imaginado el día que decidí hacer este viaje.
Todo empezó por una compañera de trabajo que el verano anterior me había dicho: viajé a Machu Picchu. Desde entonces, no dejé de pensar en este viaje, pasé noches enteras buscando información, y poco a poco fui descubriendo otros destinos increíbles: lugares que no sabía que existían, o que sólo conocía de nombre. Y Macchu Picchu pasó a ser un destino más entre tantos otros fabulosos: el salar de Uyuni, los desiertos bolivianos, las lagunas de colores, los géiseres, la Quebrada de Humahuaca, el cerro de los Siete Colores, ciudades míticas como Cuzco, Sucre, Arequipa y Potosí, las minas del cerro Rico, las termas de Chivay, el Cañón de Colca, las Playas de Iquique, el Morro de Arica, las ruinas de Tiwanaku, el Pukará de Tilcara, las islas de los Uros, el desierto de Atacama, la cordillera de los Andes, la isla del Sol, el lago Titicaca, la cordillera Chichas, las Chulpas de Sillustani, las Playas de Mollendo y los innumerables sitios arqueológicos del Cuzco.
Un viaje para no olvidar por el resto de mi vida.


Y espero que a ustedes, lectores de mi blog, les sirva como referencia y les resulte útil este diario. Escribirlo fue en cierto modo una manera de agradecer a otros viajeros por la información que fui recolectando en la etapa previa a mi viaje, leyendo sus diarios, viendo sus fotos, tips y opiniones. Desde entonces viajeros.com se ha convertido en mi lugar de preferencia a la hora de elegir un destino y planificar un viaje.
Mis saludos cordiales y buen viaje para todos!

Mirá los videos de este capítulo:
http://www.vimeo.com/16492896
http://www.vimeo.com/16640503
http://www.vimeo.com/16718874

sábado, 6 de febrero de 2010

56-A Jujuy siempre se vuelve


PurmamarcaArgentina — sábado, 6 de febrero de 2010

Eran las 9 de la mañana cuando me desperté en Purmamarca, en la casa que había conseguido alquilar por la irrisoria suma se 25 pesos argentinos. Como siempre, se escuchaba música a lo lejos, y es que ese día había fiesta en el pueblo, tal como cuando lo había visitado por primera vez. En esta ocasión se trataba de la Fiesta del Queso, y entre otras atracciones se anunciaba la presencia de Gladys, la Calandria Boliviana.

La fiesta duraría todo el día y mi presencia en Purmamarca se debía más que nada a recuperar las fotos que había perdido, por lo que, apenas me levanté me dispuse a recorrer el Paseo de los Colorados, camino que ya había realizado durante mi estadía en diciembre.

Mientras tomaba fotos de los colores purmamarqueños conocí a Romina, una chica de Buenos Aires que andaba sola y que recorría el paseo por primera vez, así que le hice una especie de visita guiada por el pueblo, y fuimos hasta el mirador que está del otro lado de la ruta, aquel al que no había podido ir en mi primera visita.










En la plaza, la gente se amontonaba, gauchos y paisanas desfilaban, y la gente bailaba frente al escenario donde un grupo interpretaba chacareras. Allí tuve mi último encuentro con un conocido, Lucas, un artista plástico de mi ciudad que andaba vacacionando por la zona.


Poco después del mediodía me despedí de Romina y fui a sacar el pasaje a San Salvador del Jujuy, ya que no hay micros que vayan directamente desde Purmamarca hasta Salta. A las tres de la tarde partió el micro y al cabo de dos horas llegué a San Salvador, donde me puse a buscar un remís, de los que según me habían dicho llevaban pasajeros hasta Salta por el mismo precio que los micros. En la búsqueda me encontré con otra chica de Moreno, sólo que esta vez no la conocía, quien también buscaba un remís pero para que la llevase hasta Purmamarca.

Encontré finalmente a los requeridos autos que salían desde la estación de servicio ubicada frente a la Terminal. Tres pasajeros más conformaban la tripulación y por 30 pesos cada uno, luego de un viaje muy tranquilo llegamos a Salta en el lapso de dos horas.

En la ciudad de las empanadas me encaminé hacia un hostel que nos habían ofrecido cuando llegamos allí con Mariano, allá por diciembre, y donde costaba 23 pesos el cuarto compartido, con desayuno y piscina. Pero febrero era temporada alta y los precios habían aumentado considerablemente. El precio ahora era de 35 pesos, y después de recorrer otros hostels regresé al primero, por su piscina, por la cercanía con la Terminal y porque me hicieron una rebaja de 5 pesos.

 Luego de una buena ducha, salí a fotografiar la ciudad, y a recuperar algunas fotos del CD que había extraviado quien sabe donde. La Plaza 9 de Julio, la catedral, el Teatro Municipal en el que pude observar una exposición de vestuarios, y las fachadas de la iglesia de San Francisco y del Convento San Bernardo.
El viaje llegaba a su fin y decidí dejar los Valles Calchaquíes para otra oportunidad, ya que necesitaría al menos tres días más para conocerlos en profundidad.



















viernes, 5 de febrero de 2010

55-Cruzando la cordillera


San Pedro de AtacamaChile — viernes, 5 de febrero de 2010

Antonio fue el encargado de despertarme a las 7 de la mañana de aquel viernes. Si bien no era un hombre tan mayor, fue una especie de padre en San Pedro de Atacama. Era el único del grupo que compartía hospedaje conmigo. Él se había ocupado de despertarme a horario, de vigilar que no nos pasáramos de horario en las salidas de los tours, y de recolectar las cosas que yo iba dejando olvidadas por cada rincón de la ciudad.
Después de despedirme del suizo, me calcé las mochilas y con el Licancabur ante mis ojos, caminé las dos cuadras que separaban al hostel de la aduana. Al final de cuentas, permanecer un poco alejado del centro, tenía su lado positivo. Dos cuadritas, y ya había llegado. Allí me encontré nuevamente con Gustavo, aquel cordobés que había conocido en Purmamarca al tercer día de haber iniciado el viaje. Estaba con dos chicas europeas, intentando, como lo haría yo, encontrar a algún camionero bien predispuesto que nos llevase de regreso a nuestro país.

En la aduana había una fila bastante larga, que avanzaba lentamente. Habían pasado cuarenta minutos cuando llegó Milvia, la cordobesa, que había cargado su mochila desde el camping que quedaba como a 15 cuadras. Mientras una de las chicas vigilaba las mochilas, los demás hicimos los trámites de migración, y nos advirtieron que debíamos abandonar Chile durante el día puesto que ya teníamos sellado el pasaporte con la salida del país. El problema era que no teníamos sellada la entrada y entrar a la Argentina, al parecer, no era una tarea fácil. Había pocos camiones partiendo hacia la Jujuy, y los pocos que lo hacían tenían alguna excusa para no llevarnos, aun ofreciéndoles algo de dinero. Recorrimos incluso los camiones que andaban por allí estacionados, pero nadie se mostró dispuesto a llevarnos.

Eran casi las 10 de la mañana cuando Gustavo, y las dos europeas cantaron bingo. Un camionero accedió a llevarlos hasta Purmamarca. Sólo quedábamos Milvia y yo, pero se complicó la cuestión cuando avanzada la mañana, comenzaron a llegar más mochileros con la intención de “hacer dedo”. Entonces establecimos un orden de prioridades: nosotros habíamos sido los primeros en llegar, después seguían dos chicas francesas, y luego un grupito de argentinos. Apenas alguien demostrase un gesto de compasión hacia un mochilero sin transporte, respetaríamos el orden de llegada.

Ya eran cerca de las once cuando el chofer de un micro que estaba saliendo hacia Salta nos preguntó si pretendíamos viajar hacia aquel destino. Le dijimos que sí, y dijo que lo esperáramos allí. El señor iba y venía con una pila de papeles y cuando regresó nos ofreció llevarnos en el micro por 200 pesos argentinos. Por supuesto le contestamos que no, después de todo teníamos todo el resto del día para continuar con el intento de viajar por un precio menor.
Pero la propuesta del hombre nos sugirió la idea de abordar a cuanto micro y chofer aparecieran por allí. La mayoría, iban a otros lugares de Chile. Cuando llegó uno con destino a Jujuy corrimos hasta él pero la propuesta no nos resultó nada tentadora: uno de nosotros debía viajar sentado en las escaleras del micro, y el otro en una especie de baulera, lo más parecido a un sarcófago que vi en mi vida, con un teléfono para comunicarse desde allí con el chofer. Un verdadero espanto. Y encima, por el precio de 200 pesos.
Al parecer, la oferta para viajar no descendía de los 200 pesos argentinos. Nadie estaba a dispuesto a negociar por ese precio, ni siquiera las dos francesas, que llevaban como seis meses viajando y eran las que menos estaban dispuestas a ceder. Cuando apareció el siguiente micro lo encaramos con mayor seguridad y firmeza: “tenemos 100 pesos cada uno y queremos ir hasta Purmamarca. No podemos pagar un peso más”. La solidez demostrada en nuestra actitud, convenció al parecer a los choferes, que valga, la expresión, “agarraron viaje” enseguida. A aquella hora ya habían llegado otros mochileros, la mayoría argentinos, y todos querían sumarse a nuestro negocio. Pero como todos viajaban hasta Salta, mucho más allá de Purmamarca, debieron desembolsar entre 150 y 200 pesos.

La cuestión fue que una vez arriba del micro, nos dimos cuenta que habíamos hecho un negoción. Nuestra decisión de hacer dedo no se debió a falta de dinero sino a que no habíamos conseguido pasajes, y allí estábamos, sentados en un coche semi-cama, donde nos sirvieron una merienda, a punto de viajar a Purmamarca, por la mitad del precio que costaba el pasaje en cualquier ventanilla, y en el mismo micro en el que dos días antes me habían dicho que “ya no había asientos”.Algo insólito.

Cruzar la cordillera por el Paso de Jama es una experiencia única. El Licancabur estaba pegado a nosotros, y Milvia enloqueció a todos los pasajeros para que le tomaran fotos, ya que el volcán se veía del lado opuesto de la ventanilla que nos había tocado. Además, el paisaje va cambiando de color constantemente.

A las dos horas estábamos en la frontera donde aguardaban decenas de personas. El trámite fue muy lento. Estuvimos allí esperando casi dos horas. Hasta lo encontramos nuevamente a Gustavo, que había salido de San Pedro de Atacama mucho antes que nosotros en aquel camión.

Con nuestros pasaportes sellados, y ya al fin en territorio argentino nos acomodamos en nuestros asientos para completar el trayecto más largo del viaje: desde el Paso de Jama hasta Purmamarca. Cuando ya en la última etapa del recorrido, atravesamos las Salinas Grandes, el camino me resultaba conocido: había estado allí hacía más de un mes, con Mariano y Javi, mis primeros compañeros de ruta.

Cerca de las seis de la tarde llegamos a Purmamarca donde finalmente me quedé solo, ya que Milvia cumplía años al día siguiente y decidió seguir hasta Salta (previo acuerdo con los choferes del micro) para llegar a Mina Clavero a festejar el cumpleaños con su familia.
En Purmamarca me dirigí directamente a la casa de José, quien me había hospedado allí en diciembre. José estaba solo, tenía conjuntivitis y debía viajar a San Salvador del Jujuy a la mañana siguiente, razón por la cual no estaba alquilando habitaciones, pero como ya me conocía, me dio las llaves, me indicó donde estaba la yerba, el mate, y la canilla del agua caliente, y me dejó allí, en su casa ubicada a 20 metros de la plaza. Una casa para mi solo, por 25 pesos argentinos.

Esa noche cené solo en un restaurante cercano (me sentía extraño, prácticamente no había cenado solo nunca desde el comienzo del viaje) y me fui a dormir a falta de algo más interesante que hacer. Eran mis últimos días de viaje y descansar era una palabra importante después de todas las aventuras vividas.

Mirá el video de este capítulo:
http://www.vimeo.com/16417705


jueves, 4 de febrero de 2010

54-Maravillas del desierto


Géiser del TatioChile — jueves, 4 de febrero de 2010

Apenas pasadas las cuatro de la mañana, nos pasaron a buscar a Antonio y a mi por el hostel. Ya todo el grupo estaba en la 4x4 conducida por William. Hacía muchísimo frío en San Pedro de Atacama, y más todavía en el desierto pero afortunadamente no lo sentíamos por la calefacción de la camioneta.







A las cinco llegamos a los Géisers del Tatio. Luego de abonar las entradas, aprovechamos para ir al baño, y allí mismo nos sorprendió el amanecer.





El Tatio es uno de los campos de géiseres más grandes del mundo y se encuentra a 4.320 metros sobre el nivel del mar. Hay más de 80 géiseres que conforman en total el 8 % de los géiseres que hay en el mundo. El espectáculo es asombroso debido a su cantidad, a la fuerza con la que el agua sale de los pozos y a la altura que alcanza. Sin duda, una maravilla natural de la naturaleza.




A medida que el sol se extendía encima de nosotros los géiseres alcanzaban mayor altura. Mientras tomábamos fotos Milvia, la cordobesa, se desmayó y fue auxiliada por otro guía que la trajo en su camioneta hasta donde estábamos nosotros. Por suerte se recuperó enseguida, y luego de aquel episodio nos preparamos el desayuno con agua calentada nada menos que en un geiser.













Ya avanzada la mañana dejó de hacer frío y nos sumergimos en una piscina natural que hay entre los géisers donde el agua estaba tan caliente por momentos que debíamos salir corriendo hasta la parte más fría para no quemarnos.

Durante la inmersión nos divertimos mucho, no sólo entre nosotros sino con las personas que estaban allí, la mayoría chilenos, haciendo chistes sobre nuestras diferencias y sobre virtudes y defectos de argentinos y chilenos. Yo fui la principal víctima pero sin lugar a dudas, en una piscina repleta de chilenos, salí ganando con altura.

Una de las tantas sorpresas del día sería encontrarme allí mismo con Gustavo, uno de los cordobeses a quienes había conocido en Purmamarca hacía ya más de un mes. Gustavo ya se había separado de su amigo, había viajado hasta Lima, y como yo, estaba ya sobre el final de su viaje. Hablamos sólo unos minutos, pero me contó, entre otras cosas, que le habían robado su cámara con todas las fotos del viaje.





Ya a media mañana nos retiramos de los géisers, y en el camino de regreso nos detuvimos en el pueblo de Machuca, un poblado de no más de 10 casas de adobe y  una iglesia. A aquellas horas ya estaba sintiendo sueño, había comenzado a hacer calor y sentía la molestia de a altura al respirar, por lo que ya tenía ganas de volver. Y así lo hicimos, cerca del mediodía ya estábamos nuevamente en San Pedro de Atacama donde me preparé el almuerzo y me acosté a dormir un rato.




En un par de horas nos reunimos nuevamente para partir hacia el desierto. Visitamos la Cordillera de Sal, el Valle de los Dinosaurios, el Valle de la Muerte y el Valle de la Luna, donde  contemplamos el hermoso atardecer y bebimos unas cervezas camufladas en un termo, ya que estaba prohibido beber allí alcohol.














El desierto de Atacama es un lugar al que cualquier viajero, sobre todo si es latinoamericano, no debería saltearse, como Machu Picchu, el salar de Uyuni, las Playas del Brasil o las Cataratas del Iguazú. Cerros con forma de bizcochuelo, enormes dunas, estatuas de sal y la particularidad de ser el desierto más árido del mundo, donde se presume que en algunos sectores no ha llovido una gota de agua en los últimos 20 millones de años.

Ya estaba oscureciendo cuando abandonamos el Valle de la Luna, y William nos regaló un paseo no incluido en el tour: nos metimos en unas cavernas llenas de estalactitas para desembocar en lo alto de un lugar que no teníamos muy claro cuál era ya que no se veía absolutamente nada.

Allí nos quedamos un buen rato, como siempre, muriéndonos de risa cada uno de los comentarios del otro, ya que todo el grupo, a excepción de Angélica que era un poco más callada, no paraba de bromear ante cada cosa que sucedía.

La oscuridad era total, no nos veíamos ni a nosotros mismos, lo único que veíamos eran las estrellas que se contaban por miles. Estuvimos media hora recostados en la arena contemplando el cielo del desierto, el más espectacular que jamás había visto en mi vida. Las estrellas no sólo se veían arriba, sino también delante de nosotros.


El problema surgió cuando quisimos regresar, ya que no encontrábamos el agujero por donde habíamos ascendido. Sólo William llevaba una linterna, y no sé si en serio, o en broma, buscaba el hoyo entre las rocas infructuosamente, hasta que decidimos volver por una pendiente de arena en lugar de regresar a la cueva.






Terminamos la noche cenando todos juntos en un restaurante del centro. Milvia tenía ganas de seguir el “carrete”, como dicen los chilenos,  pero la mayoría estábamos muertos de sueño, así que cada cual partió rumbo a su lugar de hospedaje. Yo me despedí de todos, ya que muy temprano partiría rumbo a la Argentina, y los demás se irían a Iquique por la tarde del mismo día.


Mirá los videos de este capítulo:
http://www.vimeo.com/16191003
http://www.vimeo.com/16220595
http://www.vimeo.com/16317936
http://www.vimeo.com/16411309
http://www.vimeo.com/16417396



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