La playa El Laucho fue la primera que encontramos y allí nos quedamos. El día se estaba haciendo corto debido a las dos horas de diferencia que habíamos perdido al cruzar desde Perú.
Estuvimos cerca de dos horas en la playa y luego fuimos a comer. Los precios en cualquier restaurante era muy caros para mi gusto, así que acompañé a mis nuevos amigos y una vez que regresaron a su hotel me puse a recorrer las hamburgueserías de la zona, cuyos precios eran mucho más accesibles que la comida de restaurante.
El problema fue tratar de comprender el significado de los nombres que los chilenos les ponen a sus hamburguesas: “chacarera”, “ave mayo”, “gorda completa”, y otros nombres extraños conformaban el colorido paisaje de letreros a lo largo de dos cuadras. Después de ir y venir unas cuántas veces, me instalé en uno de eso negocios y le dije a la camarera: “Soy extranjero y no entiendo nada de lo que ofrecen en los carteles. Quiero una hamburguesa de pollo con papas fritas”. La mujer sonrió, y en quince minutos estaba la hamburguesa frente a mi plato, y yo esperando la porción de fritas que sorprendentemente, ya venía incluida dentro del sándwich.
Entre el gentío perdí a mis compañeros y los perdí de vista definitivamente. Desde esa noche jamás los volví a ver. Cuando salí de allí me fui a conocer la playa chichorro por la noche y volví caminando hasta el centro, pero antes me hice una escapadita hasta el casino donde perdí todo lo que aposté. Lo bueno es que antes de las 4 de la mañana cerró así no pude gastar más dinero.
Después de comprar algunos chumbeques, unos dulces tradicionales de la zona, subí caminando al histórico Morro de Arica, monumento nacional y postal de la ciudad.
Hacía mucho calor en la ciudad de la eterna primavera, llamada así por las características de su clima (llueve solamente entre 0.5 y 1.5 mm al año), pero valió la pena ya que desde allí arriba se tiene una vista panorámica de toda la ciudad. Además hay un cristo denominado Cristo de la Paz, que simboliza la unión de los tres países fronterizos: Chile, Bolivia y Perú. Recordemos que Arica fue ganada por los chilenos al Perú durante la Guerra del Pacífico. Allí arriba del morro se encuentra el Museo Histórico y de Armas, en el que se exhibe una colección relacionada con dicha guerra.
Llegué a la Terminal casi corriendo, sobre la hora, retiré mi mochila y compré una bebida en un kiosco. Salí volando hacia el micro cuando escuché que alguien atrás mío me llamaba: era el kiosquero que me traía la cámara de video que había olvidado sobre el mostrador de su negocio.
Así, a los apurones, con mucho calor y agotado, fue mi despedida de Arica, una hermosa ciudad a la que supe aprovechar bastante durante las 24 horas que permanecí allí. Sin duda, un lugar para volver, y en lo posible, quedarse un par de días más.
Mirá el video de este capítulo:
http://www.vimeo.com/15446893
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